Mirar a la vida a los ojos, sin miedo. Afrontar magna responsabilidad no es tarea para cualquiera. El ardor de la noche, la soledad y el resquicio de cordura que pueda quedar en ese ser. Algunas veces frenan el ímpetu creador hacia lo más alto de su expresión.
La
cobardía no es signo de debilidad, la cobardía muchas veces es signo de
cordura. De variante amorfa, de la letra enlata y autocensurada por su misma
pluma. La cobardía es sobrevivir sin arriesgar ni aventurarse a perder lo que
uno tiene. Esa cobardía que roza lo inverosímil, la sufren demasiada gente.
La
magna tarea de mirar a la vida a los ojos, sin miedo, quizás sea para los
temerarios, los soñadores. Los que no tenemos más opción que escuchar a la luna
en las noches de tristeza, los que no podemos avanzar sin percatarnos de la belleza
que nos rodea. Aquellos que llamáis absurdos, extravagantes. Somos los que no
tenemos los pies en la tierra. Ellos, nosotros, tenemos esa tarea. Descubrir
cada verdad, por mal que sea. Sacar brillo a lo repugnante, para que sea belleza.
Admirar el corte de la daga que nos va a destripar, cuando perezcamos de
belleza. Y permanecer inmóviles, impasibles, delante de tal teatrillo que nos
rodea.
No
somos esta sangre que brota, ni esta piel que se desintegra. Somos la magia que
llena tus ojos de lágrimas, la duda que cada latido de tu corazón condena.
Somos la sonrisa más bella, las mañanas llenas de esperanza. Y la mirada del
ser que amas. Somos eso, magia. Sin manuales, ni códigos.. terriblemente irracionales.
Imprudencia,
destino, osadía pero no miedo. El miedo quedó atrás, cuando decidimos vivir,
seguir latiendo, seguir jugando en esta partida en la que ya nacimos muertos.
#reflexiones
tardías, de alguien que aún no se asusta.
[am]
Photo:@loveistelepathic
Bien, así es.
ResponderEliminar¡Gracias!
Eliminar